Material elaborado por Pablo Buzzi
Un indígena en la isla de La Española (Aytí). Principios
del siglo XVI
Los conquistadores desplazaron a nuestro pueblo de nuestras
tierras. Las repartieron entre ellos, en tamaños muy extensos. Nuestra gente
quedó encomendada a la voluntad de estos conquistadores. El trabajo forzado se
hizo cosa de todos los días. Yo iba a trabajar de sol a sol en la plantación de
azúcar del hombre blanco. Era
prácticamente un esclavo. Lo hacía 6 días y el séptimo debía ir a rezar al dios
de los conquistadores. Perdí a toda mi familia a causa del cruel trabajo y de
extrañas enfermedades que padecieron. Ya no quedábamos muchos y se hacía
difícil pagar los tributos. Por estas razones, una noche, me desperté sin que
lo notaran y decidí marcharme de Aytí. Encontré un bote y me fui lejos…
Mientras tanto en el
continente la forma de trabajo indígena de encomienda
se había extendido… pero no era la única forma.
Un indígena en alguna parte del Virreinato del Perú.
Segunda mitad del siglo XVI.
Hola, yo vivo en una comunidad en donde todos descendemos de
un mismo antepasado. Conservamos nuestra lengua y costumbres. Cada familia
tiene una parcela de tierras que puede cultivar libremente. También hay tierras
que pertenecen a toda la comunidad. De lo que allí producimos lo utilizamos
para comerciar. Lo ganado de la venta de los productos va a una caja municipal.
De allí sacamos para el tributo que debemos pagarle al Corregidor de la Corona.
De eso se encarga nuestro jefe, el cacique. También se encarga de la selección de
hombres que irán a trabajar para la Corona. El trabajo era asalariado y era por
un año. Desde hace un tiempo, que muchos
huyen de la comunidad, pues intentan evitar el reclutamiento de trabajo, pues
de cada 10 hombres que van, sólo regresan 3.
Un europeo llamado Theodore de Bry (1528-1598) nos brinda un
dibujo (grabado) de la mina de Potosí.
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